8 oct 2013

"YO CREARE UN MUNDO DE PAZ "

Miguel Angel Cajal
     
    El siguiente trabajo práctico fue escrito por Miguel Angel Cajal (alumno del Aikido Urrutia Dojo) para su examen de 4to Dan de Tae Kwon Do ITF. 


 Se puede  practicar destrezas por diferentes razones, que incluyen el deporte, la salud, la protección personal, el desarrollo personal, la disciplina mental, la forja del carácter y la autoconfianza, que pueden transformar a una persona en un arma letal y al mismo tiempo contribuir para crear un mundo de paz?
Si la agresividad es un instinto, somos agresivos por naturaleza, desde el nacimiento, y pocas personas conocen la forma de canalizar o controlar esta situación.
La sociedad de hoy apuesta a la fuerza, la juventud, la vitalidad, la valentía etc. Y podemos cultivar estas cualidades, pero es un trabajo muy limitado ya que todos,  tarde o  temprano atravesamos situaciones en las que nos sentiremos frágiles, vulnerables y quizás no podamos controlar nuestra agresividad.
En un principio el hombre por supervivir enfrentaba sus miedos y desconocimiento al medio que lo rodeaba con la lucha o la pelea y usaba sus fuerzas, cuanto más fuerte más posibilidades de vivir.
Los animales no interpretan si pueden o no vencer los obstáculos entonces pelean o huyen para sobrevivir, pero los seres humanos racionalizamos y por ello debemos convivir  con las amenazas de  las agresiones  verbales y físicas  que nos perjudican, pero tenemos la capacidad de controlar estos impulsos.
 En un principio la práctica de las artes marciales se usaba para defenderse  en los  campos de batalla y se preparaba especialmente a los hombres para la lucha, pero luego en los periodos de paz , los maestros fundadores de esta disciplina crearon escuelas donde además de enseñar técnica de lucha en combate introdujeron técnicas  educativas,  haciendo hincapié en cosas como la cortesía, rectitud y la templanza, entrenando a los hombres que asistían a enfrentar  situaciones de mucha presión  y  a desarrollar esta maravillosa cualidad  llamada serenidad, que es una de las  más valiosas que aportan las artes marciales  a nuestra vida.
¿Cuantas veces el miedo nos hace sentir débiles?
¿Cuántas veces dejamos de hacer algo por sentir miedo y no somos lo suficientemente valientes?
¿Cuanto nos avergüenza sentir miedo?
Esta disciplina nos prepara para formar nuestro carácter que  no significa cambiar nuestra esencia, sino modificar y mejorar para nuestro propio beneficio. Como muy bien decían los filósofos de la escuela estoica, el carácter es como una estatua; cada uno tiene la suya y no la puede cambiar por la del vecino. Lo que sí puede hacer es limpiarla, pulirla, perfeccionarla hasta convertirla en una bella estatua.
 En nuestro concepto actual de educación se nos enseña matemáticas, ciencias naturales, literatura, informática, etc. pero no se nos enseña a ser mejor persona. En esta disciplina nosotros adquirimos conocimientos  que nos dan un "barniz" de cultura que no deja de ser superficial, sino que los cambios vienen desde adentro para que luego podamos brillar por fuera.
Los problemas nos afectan a todos por igual, independientemente de la educación formal, podemos reaccionar de la misma manera o no dependiendo de la capacidad de adaptación a los cambios, una persona que no tenga un estudio universitario puede tener mejor adaptación al medio que lo rodea, mejor predisposición y superar los miedos y enfrentar los problemas más rápido que otras que nunca tuvo que enfrentar dificultades en la vida, no siempre llega a la meta el mejor sino aquel que es perseverante y que está convencido que el camino que eligió es el verdadero.
Maestros fundadores de escuelas de Artes Marciales como Gichin Funakoshi, Jigoro Kano, Morihei Ueshiba, So Doshin, Gen. Choi Hong Hi y otros, buscaron una formación integral del hombre a través de las Artes Marciales, generando un camino de autocontrol y conocimiento.
 A veces tememos nuestra propia fuerza porque interpretamos que puede dañar. Muy por el contrario, la fortaleza generalmente es silenciosa y se fragua en la propia determinación más que en el desafió agresivo hacia los demás. El trabajo consiste en estimular nuestra “fuerza vital” y no en aplastar o dominar a nadie, solo es el combustible de nuestras intenciones.
 La fuerza se expresa de muchas formas, una es a través de la perseverancia que desarrollamos en los actos más sencillos de lo cotidiano. Los miedos no tienen por qué paralizarnos o avergonzarnos ya que contienen en sí mismos las pistas que necesitamos para superarlos.
 Hoy en día, muchos instructores internacionales   volvieron a interesarse por un enfoque mucho más profundo de estas artes marciales.  Sin perder su  capacidad deportiva o de salud (que son facetas inherentes a estas artes), permiten un aprendizaje útil para los hombres y mujeres de nuestro tiempo; que nos enseña a responder eficazmente cuando enfrentamos los problemas cotidianos, es ahí cuando nuestros miedos y nuestra inseguridad aparecen.
 ¿Qué relación hay entre  la no-violencia y la Paz? Todo… Uno nunca será capaz de estar en paz con los demás hasta que no esté en paz con uno mismo. En esta destreza se nos prepara para colocarnos en situaciones límites para demostrar nuestra capacidad de aprendizaje y adaptación, y ver cuál es la reacción ante estas situaciones porque es ahí donde nos damos cuenta de que clase de vida queremos para este, nuestro mundo de paz.
 En la vida cotidiana se usa la fuerza, ya sea económica o militar, para mover las cosas de la forma que queremos, sin entender que toda la estructura es un sistema energético conectado.
Sentimos cada vez más la necesidad de imponer soluciones en lugar de buscar el camino de beneficio mutuo.  La diplomacia no siempre es sinónimo de cobardía, se usa muchas veces para mantener la distancia o para ocultar las verdaderas intenciones.
 Está claro que nuestro mundo actual es gobernado por el miedo?
Una persona que decide pertenecer a la disciplina del taekwondo va a contribuir para que este mundo cambie desde su puesto con el ejemplo y la práctica, y aunque no vea esos cambios de inmediato, el esfuerzo es muy meritorio.
Cuando la verdad se encuentra delante de nosotros es muy persuasiva. Reconocemos intuitivamente que hay un poder en la verdad que no se encuentra en las mentiras.
¿Cuántas personas sin miedo  necesitaría el mundo para  que todo empiece a cambiar,  que entiendan que la comunicación es el principio de la solución de conflictos… cuántas para que la paz  pueda reinar en nuestro mundo?
Esta es una de las causas esenciales de los conflictos.
Queremos proteger lo que tenemos, queremos confirmar nuestra visión del mundo porque la simple idea de que lo que pensamos, lo que creemos y lo que “sabemos” puede no ser real en algún sentido.
 Abriría las puertas al caos, si lo que creemos no es necesariamente cierto, el sentido de nuestra propia existencia se vería vulnerado.
 La humanidad ha mostrado una y otra vez que se prefiere pelear o luchar antes que dialogar o aceptar que se está equivocado causando grandes desgracias. Los protestantes y católicos se han asesinado entre sí para conseguir o demostrar cual es más fuerte o cual es el que tiene la razón   por problemas que la mayoría hoy  ya no recuerda.
 Algunos shiítas y sunitas comparten  la misma fe y participan en carnicerías humanas por diferencias que salieron a la luz por primera vez hace más de mil años y que en realidad estas diferencias no son consideradas tan  importantes. Nos matamos los unos a los otros por el color de nuestra piel, por la envidia, por la  injusticias, o por el simple hecho de no pensar de la misma manera y si pudiéramos simplemente aceptar que no todos somos iguales pero que todos pueden compartir el mismo mundo y aceptar a cada uno como es, todo sería muy diferente.
¿Qué se encuentra en el corazón de la violencia? Miedo; simple y puro. No importa que tan complicado sea el razonamiento detrás de la lucha de un individuo, de un conflicto social, de una guerra a escala mundial, la causa raíz siempre es el miedo aunque no sabemos miedo a que, en realidad es miedo a todo.
Estamos dispuestos a matar a nuestros semejantes, a gastar más en guerra que en educación, a gastar más en reconstruir  que a construir, en enterrar a nuestros semejantes  que en planes de salud… Preferimos hacer una guerra para proteger un estilo de vida que no es el mejor a hacer los ajustes necesarios para seguir las inevitables fuerzas de cambio. ¿Por qué? Por miedo. Los ricos temen perder sus riquezas. Los pobres temen volverse más pobres.
 Una de las verdades esenciales reveladas a través de milenios de experiencias espirituales es que el microcosmo es un reflejo directo del macrocosmo. Todo el conflicto que vemos hoy en el mundo existe dentro de cada individuo. De hecho, es el conflicto dentro de los miembros individuales del conjunto, lo que produce el conflicto que uno ve en el mundo.
Si la gente entendiera cómo encontrar el “centro” dentro de sí mismos, que les permite saber donde están y quienes son sin importar hacia donde soplen los vientos de cambio, no habría conflictos, sólo movimiento.
¿Qué tiene que ver esto con el entrenamiento en artes marciales? ¿Cómo es posible que el entrenamiento en las artes de destrucción tenga algo que ver con crear Paz y eliminar las causas de los conflictos?
La respuesta es que necesariamente no hay conexión, pero las artes marciales fueron desarrolladas como herramienta para los conflictos, un resultado directo del miedo del que hemos estado hablando. Es muy posible entrenar con la intención equivocada y volverse simplemente bueno en derrotar a otras personas. Si uno sólo domina las técnicas de pelea sin encontrar el equilibrio necesario para deshacerse del “lado oscuro”, uno se vuelve un simple matón.
 Morihei Ueshiba, creador del Aikido, en la cumbre de su poderío físico comenzó a preguntarse si el verdadero valor de las artes marciales era solamente vencer al oponente, luchar y prevalecer sobre los demás.
 "Vencer sólo significa que algún día seremos vencidos. El vencedor de hoy será vencido mañana. En nuestra juventud somos físicamente fuertes, pero esta fortaleza física se desvanece con el paso de los años, y un hombre más joven será capaz de derrotarnos. Vencemos, sólo porque otros son derrotados, estas victorias son siempre relativas”. A los ojos de la naturaleza, vencer o ser derrotados en el mundo de los hombres carece de valor, no tiene significado más importante que el flujo y reflujo de las olas sobre la playa. ¿No será un inútil gasto de energía emplear toda una vida de esfuerzos en semejante cosa?" "Es posible que lleguemos a subyugar a los demás, pero también es posible que no seamos capaces de controlar nuestra propia mente. Si no podemos controlar nuestra propia mente a voluntad, vencer a otros no nos traerá felicidad. Posiblemente quede satisfecha nuestra vanidad, pero... ¿de qué sirve eso a la humanidad?". 
 A raíz de esos pensamientos dirigió sus pasos hacia el ascetismo y la meditación. A mediados de Noviembre de 1919 se dedicó a la práctica de la meditación Chinkon Kishin (calma del espíritu y retorno a lo divino) que dirigía el Maestro O.Deguchi. En torno a esa época su concepción de las artes marciales adquirió un carácter netamente espiritual, utilizando unificadamente los principios aplicados y la técnica para romper las barreras entre el cuerpo, la mente y el espíritu. 
Las respuestas a sus dudas sobre la esencia de las artes marciales afloraban con clara naturalidad como producto de su iluminación "El principio de las artes marciales es el amor universal". "Las verdaderas artes marciales, sin luchar por ello, regulan la energía del universo, cuidan de la paz del mundo y procrean y guían hasta la madurez todo lo existente". Por ello, el adiestramiento marcial no es aquél que tiene como propósito primario derrotar a los demás, sino la práctica del amor universal dentro de nosotros mismos".
Hay personas que están  equivocadas al pensar que con el poder económico lo tienen todo pero hay muchas cosas que con el dinero no se compra Ej., el ser una buena persona, disfrutar de la vida con amor y con respeto al prójimo creando un mundo de paz y armonía teniendo el equilibrio justo que necesitamos para enfrentar nuestros miedos
 Si todos actuaran de acuerdo a estos principios las relaciones entre seres humanos serian más simples y más satisfactorias, nos sentiríamos más valorados y respetados. Dejar los miedos de lado nos hace crecer como personas y de esta manera podemos ayudar. También   enseñar a otros como poner en práctica esta disciplina tan antigua y tan eficaz.
El taekwondo tiene las herramientas para poder trabajar con las personas para que cada vez seamos mejores, vivamos tranquilos y en armonía, respetando nuestros derechos y los de los demás y podamos construir un mundo de Paz.
Miguel Angel Cajal, 5to Dan Tae Kwon Do ITF