El siguiente artículo fue escrito por Okumura Shigenobu (1922 - 2008), instructor de Aikido que obtuvo la graduación de 9no. dan Aikikai. Okumura se desempeñó como Director General del All Japan Aikido Federation. Fue docente del Akido Hombu Dojo a principios de los años 50 y tuvo un papel significativo en el desarrollo del Aikido.
Este texto fue publicado en el Primer Boletín Informativo de la Asociación Argentina de Aikido en enero de 1986.
"Deseo aprovechar esta oportunidad para hacer una advertencia
a los principiantes que recientemente han comenzado su entrenamiento (keiko) en
Aikido.
En primer lugar deseo transmitirles esta idea: “sean fieles
a lo básico” (técnica básica).
Y esto significa no sólo en relación al Aikido, sino a todas
las cosas de su vida. Para aquellos de entre ustedes que hayan terminado
recientemente sus estudios y hayan comenzado nuevos trabajos este es un ideal
especialmente valioso. Si alguna persona comienza a hacer algo nuevo haciendo
todo “a su modo” es seguro que nunca progresará en la actividad, más bien
permanecerá recluido en su pequeño mundo y nunca llegará a ser completo o
maduro.
Aquí en Japón, todas las actividades a las que se les aplica
el término “keiko” (práctica – entrenamiento) nosotros lo expresamos como “do”
o “michi”, esto significa que lo consideramos “un camino” (hacia los logros
espirituales). Consideremos la ceremonia del Té “Cha-do”, los arreglos florales
“Ka-do”, la caligrafía “Sho-do”, el juego del “go” “Ki-do” o la arquería
tradicional “Kyudo”, sin mencionar las otras vías marciales como “Kendo”,
“Judo”. Todas incorporan este concepto que encontramos en la palabra “do”
(senda, vía, camino).
Si vamos a profundizar en la expresión “de un arte a la
senda” encontraremos que la progresión cae en un proceso de tres cascadas
explicado por los términos “Shu-ha-ri”.
Este método “destructor de protección, destructor de
descenso” fue el modo por el cual la generación más joven se ha criado y se ha
educado desde el pasado. Los conceptos que han aparecido en los círculos
europeos de “Artes- Técnicas – Logos” parecen ser un poco diferentes de
aquellos a que nos referimos mediante las palabras “Jutsu” y “do” (arte y
senda) en japonés.
Al nivel “Shu”, el paso más elemental en cualquier tipo de
entrenamiento, es el tiempo en que los principiantes deben “ser leales a lo
básico” repitiendo cada paso (o forma) de entrenamiento sin variar ningún punto
jamás. Este es el período en que el practicante hace todo exactamente de la
manera descrita por el instructor. Durante ese tiempo “hacer las cosas a mi
modo” está absolutamente prohibido. Este es un nivel en el cual la disciplina,
los modales, formas, standard, rudimentos, fórmulas y “Kata” están todos
reunidos en lo que llamamos “las básicas” y deben ser totalmente asimiladas. En
este estadio de “mente principiante” “shoshin” si la gente se entrena de
cualquier modo que le plazca, harán muy poco e imposible para lograr la
totalidad. Cuando practicamos los caminos aquí en Japón, nos referimos a ellos
usando la palabra “keiko”. La base mental que implica esta palabra puede ser
captada por el análisis de los caracteres que usamos para escribirla. “Kei”
contiene los elementos que indican la idea de “pensar acerca de” o
“ponderar” mientras que el segundo ideograma simplemente significa “viejo” o
“antigüedad”. En efecto, en China esta palabra, pronunciada “Jigu”, nunca se
usa con el significado de “práctica” algo físico como deportes o ejercicios. Es
una alteración puramente japonesa del significado. De todos modos es claro que
el contenido de la palabra significa “retornar al punto de partida y repetir,
repetir, repetir”. Aún así no se quiere decir que estamos realizando
mecánicamente la misma acción una y otra vez sin pensar siquiera en lo que
estamos haciendo. En la primera página del “Kojiki” la colección de historias mitológicas japonesas más antiguas, el famoso
Ono Yasumaro escribe su opinión en un memorial al Emperador. El estableció la
advertencia que es necesario “estudiar el pasado, iluminar el presente”. En los
“Anacletos de Confucio” encontramos un pasaje que asevera “conocer lo viejo,
conocer de nuevo”, todavía de algún modo para mi el pasaje del Koiji parece
mucho más dinámico. En el libro “Así hablaba Zaratustra”
el filósofo alemán Nietzche (1844-1900) simbolizará el período del principiante
como la era del camello. En el desierto, sin agua, sin comida, la travesía día
a día requiere una tremenda paciencia y habilidad para soportar el sufrimiento
y la opresión. La expresión es muy europea en aroma, pero en Oriente u
Occidente la idea es exactamente la misma. El primer nivel, el comienzo de
cualquier intento requiere del principiante la superación de grandes
dificultades y permanecer fiel a lo básico.
Ahora veamos el segundo nivel el de “Ha”, este carácter
significa llorar aparte o entrar en colapso. En este nivel el practicante rompe
con el “Kata”, la forma fija, y permite que su naturaleza individual avance en
mayor grado. Este es el período “a mi modo” de afianzamiento, para
Nietzche esta es la era del león. Las básicas han sido aprendidas y ahora las
formas son trascendidas y la propia originalidad del individuo tiene completo
lugar. En general podemos imaginar que este es el nivel en el que se encuentran
la mayoría del agente de alta graduación.
Finalmente llegamos al nivel llamado “Ri” o “la rotura”,
aquí la persona sale del kata y de la forma juntas y se vuelve independiente y
auto sustentado. Aquí la persona es sin arte y no afectada. Este es el estado
de los famosos maestros del pasado y debe ser el último logro de toda nuestra
práctica. Es el estado en que estamos totalmente desapegados de todo. “Waza” ha
sido olvidada. Sin embargo como una primavera que desborda, así la waza
burbujea naturalmente es ese estado. Para Nietzche este nivel está simbolizado
por el bebé. Confucio sintió que a este nivel aún si uno siguiera todos los
deseos del corazón, las actividades de uno nunca transgredirían aquello que se
considera correcto en términos generales. Se nos ha enseñado que los sabios
consideran que es el estado del espíritu/mente de una persona que ha superado
los 70 años. Sin tomar en cuenta la forma de expresión puede verse que este
mismo estado de mente ya ha sido descrito. Ya que se lo piensa como los últimos
límites de la civilización moral y humana de perfección donde los deseos
naturales conforman con propiedad, o como dice Nietzche, como la persecución de
la gracia sin arte de un bebé recién nacido, “Ri” es el logro más elevado de la
austeridad de la senda. En todas esas filosofías el Ri ha sido
inintencionalmente explicado de la misma forma.
En el pasado se dijo que “continuidad es fuerza” esto
significa que aunque la gente no posea talento o genio innato para algo, si
ellos continúan en su esfuerzo de entrenamiento algún día alcanzarán esas
aptitudes. El agua permanecerá en estado líquido todo el tiempo hasta los 99
grados a pesar del aumento gradual de la temperatura, sin embargo, a los 100 se
vaporizará. Del mismo modo, para tener éxito uno solamente necesita tomar la
dirección y la meta. Una persona paralítica puede estar impedida de caminar
pero si se mueve muy lentamente y no desiste con seguridad llegará a Osaka o a
Tokio. Podrá no ir tan rápido como el super expreso “tren bala” pero con
determinación y ejercitación ininterrumpida se acercará más y más a su meta
final.
Para los eres humanos la última estación de la línea se
llama “muerte” , hasta que llegamos a destino sólo hay nuestro propio “Shugyo”,
nuestro entrenamiento auto disciplinado. Esta vida la tenemos una sola vez, nos
dicen los antiguos, aún preparados para la muerte debemos continuar con nuestro
entrenamiento diario, el keiko, que nosotros mismos hemos antepuesto. En el
libro Tsure Zure-Gusa ("Pensamientos al Azar”) Kenko Hoshi dice a un principiante
en el arte de la arquería japonesa que no tome dos flechas a la vez, le explica
que si uno está sosteniendo una flecha extra imaginaria siempre habrá otra
oportunidad para un segundo intento. Esta simple idea malogrará los esfuerzos
de uno para aplicarse totalmente al primer tiro. Aquí nos parece encontrar la
misma lección expresada. En japonés hemos usado comúnmente la expresión “Issho
Kemmei” una idea adverbial que literalmente significa “fijar nuestra vida en
este único esfuerzo”. Ciertamente esta es la actitud hacia la vida que se pide
a todos aquellos que han decidido dedicarse a entrenarse en la “Senda”. Por
supuesto este es precisamente el “modo de vida” cotidiano que nosotros en
Aikido debemos tomar, pero a menos que lo hagamos real en nuestras vidas es
toda una farsa.
En una palabra, debemos “ser leales a las básicas”.