15 dic 2010

La alegría de practicar

El siguiente texto fue extraído del libro "El Espíritu del Aikido" escrito por Kisshomaru Ueshiba.

La alegría de practicar.

      Desde sus comienzos, el Aikido prefirió no limitar a sus alumnos con demasiadas reglas y normas. Se sentía que no eran necesarias porque los alumnos venían al dojo por propia iniciativa y la mayoría buscaba algún objetivo a través del entrenamiento en Aikido. Por tanto, se podía esperar de ellos que observaran el modo correcto de comportarse.
Esta actitud básica defendía el principio de no rehusar nunca la entrada a nadie que deseara venir y de no acosar a aquellos que se marchaban. Los que habían elegido venir desearían observar naturalmente la etiqueta del dojo y los que se iban no tendrían necesidad de sus normas y reglas. Más que atar innecesariamente a los alumnos, la tendencia era dejar que los acontecimientos tomaran su curso natural.
     Una razón para no recalcar lo que era natural, era el hecho de que cuando el Fundador fue instado, por primera vez, a abrir un dojo de Aikido, sus alumnos originales eran hombres de sentido común, maduros, y de tal experiencia que eran líderes reconocidos en sus campos. Siendo gente con un gran sentido de la responsabilidad y el decoro, no parecía existir ninguna razón para someterlos a códigos de comportamiento en el dojo. El Fundador no aceptaba a cualquiera; entrevistaba personalmente a cada uno y era muy selectivo. Ningún factor externo podía influir en la elección de sus alumnos, y una vez que se permitía a una persona entrar al dojo, éste se topaba con el riguroso programa de entrenamiento. En cierto sentido, debido a la exigente disciplina que se requiere para practicar Aikido, los alumnos, aunque no estaban atados por normas y reglas, adquirían una carga mucho más pesada; pero la aceptaban de buena gana.
      Pronto debido al increento del número de alumnos, surgieron peticiones de reglas para el dojo. En una ocasión, en la que los alumnos de más edad fueron a ver al Fundador para pedírselas, éste sonrió y dijo: "¿Bien. Parece que los tiempos han cambiado!". Entonces rápidamente escribió seis preceptos y se los dio a sus alumnos. Dichos preceptos fueron conocidos como  "Las Advertencias en la Práctica del Aikido"

  1. El Aikido decide la vida o la muerte en un sólo golpe; así, los alumnos deben seguir cuidadosamente  la enseñanza del instructor y no competir para ver quién es el más fuerte.
  2. El Aikido es la vía que enseña cómo debe uno actuar con varios enemigos. Los alumnos deben entrenarse para estar alertas no sólo de frente, sino por los lados y por la espalda.
  3. El entrenamiento debería efectuarse siempre en un ambiente agradable y festivo.
  4. El instructor enseña sólo un pequeño aspecto del arte. Sus versátiles aplicaciones deben ser descubiertas por cada alumno a través de la práctica y del entrenamiento incesante.
  5. En la práctica diaria comienza primero por mover tu cuerpo y progresa luego hasta una práctica más intensiva. Nunca fuerces mada de forma innatural o irracional. Si se sigue esta norma, ni siquiera los ancianos se harán daño y podréis entrenar en un ambiente agradable y alegre.
  6. El propósito de Aikido es entrenar la mente y el cuerpo y crear gente sincera y cabal. Ya que todas las técnicas han de transmitirse persona a persona, no las reveles fortuitamente a otros, porque esto podría producir a que fueran utilizadas por rufianes.
       Ya que estas normas fueron escritas alrededor de 1935, parte de su lenguaje parece un tanto arcaico, pero sus puntos principales son válidos hoy en día. Son, en resumen:
  1.  El Aikido correcto no puede llegar a dominarse si uno no sigue estrictamente la enseñanza del instructor. 
  2.  El Aikido como arte marcial se completa si estamos alertas a todo lo que sucede a nuestro alrededor y no dejamos ninguna apertura vulnerable. 
  3.  La práctica se convierte en alegre y agradable una vez que uno ha entrenado lo suficiente como para que el dolor no moleste. 
  4.  No te quedes satisfecho sólo con lo que te han enseñado en el dojo. Debes constantemente digerir, experimentar y desarrollar lo que has aprendido. 
  5.  En la práctica, uno no debería nunca forzar las cosas de manera innatural o irracional, sino que debería emprender el entrenamiento adecuado a su cuerpo, condición física y edad. 
  6. El propósito del Aikido es desarrollar el verdadero ser humano. No debería utilizarse para exhibir el ego.
       Estos puntos son esenciales para la práctica de Aikido y todavía se mantienen en el Hombu Dojo. Mucha gente aplaudió especialmente el tercer artículo: "El entrenamiento debería efectuarse en un ambiente agradable y festivo". Un estreotipo común e las artes marciales es del tipo duro y rudo, con andares fanfarrones, pero la exhibición de bravuconería evidencia claramente la ignorancia del auténtico Budo, y , de hecho, es un intento infantil de ocultar una falta de confianza. Los que conocen auténticamente el Budo tienen modales relajados, incluso dan la impresión de ser suaves y gentiles. Aquellos que tiene confianza en el Budo nunca fanfarronean ni hacen alardes, y su comportamiento siempre es agradable y alegre. Exteriormente manifiestan delicadeza; interiormente poseen una gran fuerza. En la vida diaria son modestos y sin pretensiones y sus actos son naturales, nunca forzados. Se muestran tal como son, viviendo la vida natural y espontáneamente. Este es el retrato del verdadero alumno de artes marciales. Cuando gente así se reúne para practicar Aikido, el ambiente es en verdad agradable y alegre.
       He perdido la cuenta del número de practicantes de Aikido con los que he tenido contacto a diario a lo largo de los años. Es un orgullo que la inmensa mayoría practiquen Aikido con gran seriedad y dedicación. Pero cuando llegamos a la cuestión de cuántos gozan realmente la experiencia de un entrenamiento agradable y jovial, no puedo decir que el número sea tan grande. Muchos practican usando excesivamente la fuerza; otros con ceñuda resolución, e incluso otros, de forma vacilante y sin confianza.
     Es delicioso ver practicantes que disfrutan realmente de su entrenamiento. Muchos de ellos han estado practicando durante cinco, diez o incluso más años siguiendo su propio ritmo y haciendo del Aikido parte de su rutina diaria. Aparecen en el dojo, actúan sin mucho bullicio proyectando y siendo proyectados, siguen calladamnete las instrucciones y se marchan cuando se ha terminado la clase. Parecen no estar interesados en promocionarse y tiene aspecto de la gente que se está divirtiendo. Son los mejores alumnos de Aikido.

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Tsuki - Técnica libre  - Nage: Urrutia, Nicolás (3er. Dan) - Uke: Piscitelli, Santiago


4 nov 2010

"Paz Abundante"

      El siguiente párrafo fue extraído del libro "Paz Abundante: Biografía de Morihei Ueshiba, fundador del Aikido", escrito por John Stevens.
      "El Aikido no se puede explicar con palabras; uno debe practicar y alcanzar la iluminación de la mente y del cuerpo. El entrenamiento de Aikido no es deporte ni ascetismo; es un acto de fe basado en el deseo de llegar al despertar total. No tengáis prisa, ya que se tarda un mínimo de diez años para dominar los fundamentos y alcanzar el primer nivel. Jamás penséis en vosotros como instructores perfeccionados que lo saben todo; debéis seguir entrenando cada día con vuestros estudiantes y progresar todos juntos en el sendero del Aiki."

      La cita de Morihei Ueshiba sobre los diez años necesarios para tener un cierto dominio de los fundamentos recuerda un famoso cuento samurai:
Un Joven pidió a un esgrimista que le admitiera como alumno:
-Seré vuestro sirviente y me entrenaré sin cesar. ¿Cuánto tardaré en aprenderlo todo?
-Como mínimo diez años- contestó el maestro.
-Esto es demasiado tiempo- protestó el joven - Suponga que trabajo el doble y más duro que nadie. Entonces, ¿cuánto tardaré?
-Treinta años- le dijo.
-¿Qué quiere decir?- exclamó el joven - ¡Haré cualquier cosa para dominar el sable tan rápidamente como sea posible!
-En ese caso- dijo agudamente el maestro - necesitarás cincuenta años. Una persona que tiene tanta prisa es un mal estudiante.

3 nov 2010

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Morote Dori - Ki no nagare. Nage: Urrutia, Nicolás (3er. Dan), Uke: Vellettaz, Fernando (1er. Dan)




N.R.:Los videos publicados en este blog no son necesariamente una referencia del programa de graduación de la Organización Argentina de Aikido.

30 oct 2010

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Morote Dori - Kihon waza - Nage: Urrutia, Nicolás (3er. Dan), Uke: Gauna, Hernán



N.R: Los videos publicados en este blog no son necesariamente una referencia del programa de graduación de la Organización Argentina de Aikido.

24 sept 2010

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Shomen suriage suwari waza / Técnica libre (1) - Nage: Urrutia Nicolás (3er. Dan), Uke: Scapino, Diego


Shomen suriage suwari waza / Técnica libre (2) - Nage: Urrutia Nicolás (3er. Dan), Uke: Piantanida, Tomás

Budo Secreto

“¿Creéis que os estoy simplemente enseñando como retorcerle el brazo a alguien y derribarlo? Esto es un juego de niños. ¡El Aikido se ocupa de las cuestiones más importantes de la Vida!
El Aikido no es sólo una cuestión de técnicas físicas; es el arte de vivir bien, en armonía con los otros y en paz con el mundo."  
                                                                                                                                     Morihei Ueshiba
 
 Para reforzar y comprender este pensamiento publicamos el siguiente texto extraído del libro: "Budo Secreto", escrito por M. Croquet y C. Rios.
 
   "La idea que suele tenerse de las Artes Marciales se aparta sensiblemente de la esencia verdadera que guía su práctica. Las Artes Marciales (Budo) son verdaderos yogas dinámicos y van desde la práctica físico-mental hasta los portales de la misma iniciación a los misterios...
   ...El Budo Japonés es el gurdián de una sublime senda de reintegración, que busca la comunión o inmersión del Ser en el océano de lo cierto y lo trascendente, más allá de toda concepción sectaria o doctrinal, y que asegura al practicante sincero la total realización como Ser. Esta vía de reintegración se sintetiza en la palabra Do (sendero o camino).
Muchas son las formas por las cuales en los últimos tiempos el hombre medio ha recibido información sobre las artes marciales, pero es preciso decir que dicha información ha sido en muchos casos pobre o incluso equívoca. Estos informadores, bien por ignorancia o por motivaciones comerciales, han presentado a las Artes Marciales como un sendero de violencia. Esta es una concepción totalmente equivocada de unas artes que revisten en su profundidad la dimensión de una filosofía mística, más allá de la eficacia física."

Bugei y Budo:

    "La búsqueda de la efectividad combativa tuvo su razón de ser en una lejana antigüedad, cuando la supervivencia era la palabra clave; pero los cambios en el pensamiento humano, y sobre todo la intervención decisiva de ciertos seres altamente avanzados en el Sendero de la Sabiduría, cambió el sentido etimológico de Bugei (arte de la guerra) en Budo (cesación de la guerra). Así las artes marciales pasaron a ser una vía de lucha, pero esta vez contra las propias limitaciones y las tendencias inferiores del ego."

 
 

11 ago 2010

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Aikido Urrutia Dojo - Nage: Urrutia, Nicolás (3er. dan) , Uke: Fiszman, Lautaro (1er. dan)

3 jul 2010

El espíritu de práctica

"Me alegra saber que los alumnos están contentos con el dojo y la forma de práctica que ahí proponemos. Respecto del afianzarse a través del tiempo, creo que no hay otra forma de que suceda, por lo menos en la forma de práctica que yo propongo. Quiero decir ,por ejemplo, si yo pido a los alumnos que dediquen un año al estudio de cierto movimiento y ésto viene seguido de otro año donde redoblamos la apuesta con una búsqueda más profunda sobre el mismo movimiento, todos los movimientos dentro de ese dojo van a llevar ese ritmo, pero vendrán acompañados de la misma profundidad y autenticidad por parte de todos los que participen de la práctica. Resistir y persistir sobre una idea con criterio, estudio y análisis. En la era de lo inmediato vamos tras el suceso y no el proceso. Perdimos la noción de que el tiempo hace crecer y fortalecer a todas las cosas en este universo y por otro lado si nos proponemos practicar este arte para toda la vida, qué apuro tenemos en llegar a dónde?" Les paso unas frases muy buenas que no hacen más que afirmar este espíritu que ponemos a nuestra práctica:
  • "Busco practicar Aikido sin apego, como un espejo. El apego hace nacer el espíritu combativo; sin embargo el Aikido es una búsqueda de la libertad que se realiza modelando el cuerpo, como un panadero amasa pan, no es un método de destrucción. En el Aikido se encuentra la libertad del espejo." ( Osawa Kisaburo Shihan)
  • "El Progreso viene sólo a través de la práctica constante. Acumula y mantente fiel a tí mismo. No esperes "enseñanzas secretas". No te llevarán a ninguna parte." (O'Sensei Morihei Ueshiba)
  • "Don´t try to move what you can´t move. There are other parts that you can move, so move them." (Seishiro Endo)
Nicolás Urrutia

23 jun 2010

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Aikido Urrutia Dojo - Nage: Urrutia, Nicolás (3er. dan) Uke: Piscitelli, Santiago

29 may 2010

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Aikido Urrutia Dojo - Nage: Urrutia, Nicolás (3er. dan) Uke: Canduci, Eliana (1er. Dan)

26 may 2010

"Aikido: The way of Harmony"

El siguiente capítulo fue extraído del libro “Aikido:The way of Harmony”, escrito por John Stevens bajo la dirección de Shirata Rinjiro, 9no. Dan Aikikai (1912 -1993).
El corazón del Aikido
El desarrollo de las técnicas demandó miles de horas, pero muchas más se emplearon en lidiar con los grandes temas de la existencia humana, y tratar al Aikido como un Arte Marcial sólo comprometido con proyecciones, giros y golpes –cualidades que pueden adquirirse mediante cualquier sistema de autodefensa- es un insulto a la dedicación que su Fundador otorgó a la cuestión espiritual a lo largo de toda su vida. Sin embargo, el mensaje especial del Fundador no puede ser asimilado rápidamente. Él tomó ideas libremente para expresar su visión única, sus charlas eran una fusión de frases del Budismo esotérico, oscuros mitos Shinto y doctrinas crípticas de la Omoto Kyo. Nadie, incluido el Fundador, jamás se atribuyó el poder de entender estas ideas completamente, y en una ocasión él señaló: “Las palabras y los escritos jamás describen adecuadamente al Aikido; su significado se revela solamente a aquellos que se iluminan a través del arduo entrenamiento”. Shirata Sensei dice que aunque al principio estuvo totalmente confundido por las explicaciones del Fundador, a través de los años éstas comenzaron a tener sentido. Lo que sigue a continuación es un resumen de Shirata Sensei acerca de los puntos claves de la filosofía religiosa del Fundador. Aikido posee su propia cosmología. Las palabras aiki, kami y takemusu, son términos antiguos, pero el Fundador las reinterpretó a la luz de su profunda sabiduría. Ki es la energía primaria que surge del vacío. A través de ai-ki, la unión del ki positivo y ki negativo (Yin y Yang) se ponen de manifiesto múltiples formas de fenómenos. Aiki, la fuente y sustancia de la vida es Kami, lo Divino. Originariamente, esta palabra se expresaba con el ideograma de ka (fuego) simbolizando el espíritu, y mi (agua) la materia. De la confluencia de estos dos elementos resultó la aparición del mundo material. Kami funciona como iki (kokyu), el aliento de la vida. De iki surge kotodama, “Vibraciones Divinas” de la palabra y de la forma. A estas dos fuerzas procreativas, el Fundador añadió una tercera, takemusu, “el valor de la esencia viva”. Take (vigor marcial) también se lo pronuncia bu (como en budo) es la actitud incansable; musu es musubi, el poder de la mutabilidad. La gran percepción del universo del Fundador, es “Takemusu Aiki”. En su mayor nivel Takemusu Aiki puede ser interpretado de este modo: “Bu nació de Aiki”; Bu le dio vida a Aiki; en la perspectiva humana “Yo nací de mis padres”; “Yo di nacimiento a mis padres”. Esto es decir “Yo soy Aiki; yo soy el universo”. En términos más concretos: Aiki se aplica en principio para armonizar las tres funciones de cuerpo, mente y ki. Luego de esto usamos aiki para fundir nuestros movimientos con los de nuestro compañero cuando realizamos las técnicas. En este caso, aiki es a-i-ki, representados por un triángulo, un círculo y un cuadrado, los patrones básicos de la creación. Los movimientos en Aikido siguen estos patrones, por ejemplo: posición triangular, entrada circular, control cuadrado (debe recordarse que las técnicas no son aiki; sino que aiki opera a través de las técnicas). Una vez que se ha alcanzado esta armonía- lo que no es tarea fácil- es necesario que nos pongamos en consonancia con el entorno, ajustándonos naturalmente a sus cambios (es por ésto que los dojos en Japón nunca están refrigerados o calefaccionados). En forma gradual e imperceptible nos fundimos con el universo, incorporando su dinamismo como nuestro. Este proceso completo es Kimusubi, incorporando ki para promover la vida. Aiki unifica el cuerpo y mente propios y de los otros, materia y espíritu, hombre y universo. En sus últimos años, el Fundador sugirió que “ai”, (armonía) debía ser reemplazado por “ai” (Amor) ya que el amor es la forma más elevada de la armonía; nutre todas las cosas y seres y les da plenitud. “El Amor es la deidad guardiana de los seres; sin amor nada puede florecer. La vía de Aiki es una expresión de amor. El amor no odia, el amor no tiene nada que se le oponga. El Amor es la esencia de Dios”. Kami-sama, Dios, era la frase que el Fundador usaba para representar lo Absoluto, el Espíritu Universal de Amor y Armonía. Hito, la palabra japonesa para ser humano, está compuesta de hi, la llama de la vida, y de to que es el vehículo temporal al que llamamos cuerpo. El ka de kami y el hi de hito se representa con el mismo ideograma: si no hay kami, no hay hito y viceversa. Es por esto que el Fundador insistió en que “un ser humano es la criatura de Dios, un santuario viviente de lo Divino”. Aiki Okami, “El Gran espíritu de Aiki”, es el símbolo supremo de los ideales que el Fundador estimó como el más elevado. A través de la práctica devota de las técnicas de Aikido – funciones de lo Divino- es posible progresar hacia el estado de exaltación. Aún nosotros mismos podemos volvernos kami, un ser humano perfecto. Un kami no es una clase de creatura sobrenatural, sino un individuo que ha descubierto su verdadera naturaleza –el universo en sí mismo– a través del esfuerzo constante. “Aikido es la vía de Dios; estableciendo el poder de Aiki se construye la fuerza de la acción divina”. El poder de la acción divina no es otro que Takemusu Aiki. Hasta aquí take se refiere a la ley de la jungla: “Si no lo mato, me mata”. Tal actitud es contraria a la supervivencia de la humanidad. El Fundador comprendió que take no es para destrucción y muerte, sino para vida y luz. La intensidad y determinación mental del guerrero deben encausarse hacia un propósito más elevado: “la restauración de la armonía, la preservación de la paz, y la protección de todos los seres”. Shirata Sensei cree que el Fundador fue un mensajero divino enviado aquí para alertarnos, como seres humanos limitados que somos, acerca de la inutilidad de declararnos guerras y matarnos unos a otros. “Aiki no es un arte para dañar a otros; es para la unificación del mundo y la reunión de todas las razas dentro de una gran familia”. Por sobre todo Aikido es misogi, La Gran Vía de Purificación. Desde que se nos otorga la vida somos divinos, pero debido a las imperfecciones y pensamientos de base, nuestra verdadera naturaleza está oscurecida. En vez de usar el agua para lavar impurezas, nosotros usamos las técnicas de Aikido: cada corte de sable, cada golpe de jo, todo movimiento del cuerpo es un acto de expulsar al demonio y limpiar el corazón. Misogi es el proceso de quitar la maldad, purgando el cuerpo de desvíos, y puliendo el espíritu. A medida que las capas de vulgaridad y corrupción se van desgastando, nuestra inmaculada luz interior alumbra más y más brillante*. El legado espiritual del Fundador, cómo vivir en divina armonía con el mundo y todos sus habitantes, llenos de indomable poder y amor creativo, debe ser nuestra sincera búsqueda en cada entrenamiento de Aikido.

*Aunque el Aikido es a veces considerado como “Zen en movimiento”, queda claro de lo arriba expuesto que está mucho más profundamente enraizado en el Shintoismo que en el Budismo Zen. En contra de la creencia popular, el Fundador nunca estudió ni practicó formalmente Zen y raramente lo mencionó en sus conferencias. Daisetz Teitaro Suzuki , que conoció muy bien al fundador, considera al Aikido como una forma de “Iluminación Oriental” expresada en una forma tradicional de actividad Japonesa. Zen y Aikido son originarios de la misma fuente, por lo tanto sus principios son esencialmente paralelos. No obstante, algunos aspectos son completamente diferentes y no debe hacerse ningún intento de combinar artificialmente ambas disciplinas.

Agradecemos a Juan Alberto Urrutia y a Celina Grandi por la traducción.

21 abr 2010

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Aikido Urrutia Dojo - Nage: Urrutia, Nicolás (3er. dan) Uke: Piscitelli, Santiago

17 mar 2010

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Aikido Urrutia Dojo Nage: Urrutia, Nicolás (3er. dan) Uke: Piscitelli, Santiago

13 mar 2010

Entrevista a Seishiro Endo Sensei

Seishiro Endo es un profesor japonés de Aikido y Aikikai Hombu Dojo Shihan, que actualmente es 8º dan. Nació en Nagano y estudió en el Aikikai Hombu Dojo desde 1964. Actualmente Endo Sensei da clases regulares en el Hombu Dojo y en la Universidad Gakushuin Dojo, Tokio. También ofrece numerosos seminarios en varios dojos por Japón, Europa y Norteamérica.

(…)

P: Tengo entendido que experimentó un gran cambio cuando entró en sus 30.

S.E: Cuando tenía exactamente 30 años me disloqué el hombro derecho. Este acontecimiento desencadenó un giro en mi modo de acercarme al Aikido. Estando en esas condiciones, Seigo Yamaguchi me dijo: “Ud. estuvo practicando Aikido por 10 años, pero ahora sólo tiene su brazo izquierdo…qué va Ud. A hacer?”.

Hasta ese momento yo no había practicado mucho con Yamaguchi Sensei, pero después de su comentario decidí ir a sus clases tantas veces como pudiera. Yo empezaba a darme cuenta de cuanto dependía de mi fuerza en los hombros y los brazos; y me había preguntado si era posible continuar con Aikido en esa forma. Con tales cosas en mente, la pregunta de Yamaguchi fue el empujón que me faltaba para acceder a mi próximo nivel de práctica. Aproveché esta oportunidad para cambiar en 180 grados mi forma de acercarme al Aikido.

A todo el mundo le han dicho por lo menos una vez: “Quita la fuerza de tus hombros”. Yamaguchi Sensei también hablaba de practicar Aikido sin la ayuda de la fuerza. Por supuesto es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Cuando uno trata de sacar la fuerza de sus hombros a menudo el Ki se va con ella. Se puede hacer también una comparación con el esquí: haciendo todo lo posible por imitar al profesor, uno mejora rápidamente. Pero las cosas comienzan a fallar cuando uno intenta hacerlo por su cuenta. Yo experimenté algo similar en mi intento por librarme de la fuerza. Podía hacerlo cuando Yamaguchi se encontraba por ahí tan pronto se iba, me sentía incapaz. Era muy frustrante y siempre terminaba practicando a mi modo. Luché con este problema cerca de medio año.

Creo que fue Shinran (1173-1263, Fundador de la secta de budismo “Tierra Pura”), quien dijo: “incluso cuando lo que dice mi maestro me parece un error, incluso si me parece que estoy equivocado, tengo absoluta confianza en lo que debo hacer y sigo el camino de mi maestro, incluso si me conduce directamente al infierno.”. Yo pensé: “¿Por qué no?”, si voy a perder mi camino por Yamaguchi Sensei, que así sea. A todo esto Yamaguchi Sensei me había dicho: “Incluso si no entiendes mi palabra, toma lo que digo y hazlo, sólo dale 10 años más o menos…”. Eso fue lo que hice. En vez de tratar de desprenderme de la fuerza (y volver a ella cuando la técnica no funciona), decidí explorar únicamente la forma de la “no fuerza” sin que me importara el resultado.

De todos modos, aunque ya estaba seguro en mi mente, las condiciones de práctica no cambiaron. No tardé en darme cuenta de que mis compañeros de práctica no caían cuando yo trataba de tirarlos sin fuerza. No me quedaba otra alternativa que decirles: “No puedo hacer esta técnica aún, pero ¿puedo pedirte que tomes ukemi de todos modos?”. Era una pregunta inusual para un cuarto Dan y la gente quedaba un poco sorprendida. Así fue como comencé a practicar de este nuevo modo, teniendo especial cuidado de no frustrarme o irritarme porque sabía que eso me llevaría directo hacia la fuerza.

Mientras Yamaguchi Sensei me tiraba, murmuraba cosas como: “Cuanto más dejes ir tu fuerza, más se concentrará tu Ki.” o “Concentra tu fuerza en el bajo vientre.”. Yo trataba de prestar atención a lo que hacía cuando tomaba ukemi y creo que después de algunos años comencé a darme cuenta de lo que hablaba y de lo que hacía.

Sabía que finalmente había encontrado una forma de práctica para mí. Desde entonces trabajé en una técnica por vez exclusivamente. Por ejemplo no hacía nada más que Ikkyo (Shomenuchi) por medio año. Entrenando de este modo comprendí profundamente cada técnica. Me ayudó a darme cuenta que debía encarar cada técnica, en cada diferente situación, y también del principio básico de cada técnica (que se puede aplicar a otras). En aquellos tiempos cuando enseñaba, solía decir cosas como: “Obsérvense atentamente y sientan qué están haciendo” o “sientan a su compañero y observen la relación entre Ud. y él”. Por “Ud.” yo quería decir estado mental y balance físico, así como la relación entre ambos. Hay una expresión: “Mente, técnica y cuerpo son uno sólo.”. Cuando la mente está en desorden, al cuerpo le es imposible moverse efectiva y eficientemente. Del mismo modo un cuerpo fuera de balance, puede agitar la mente al punto tal que le es imposible comprender la relación que hay entre uno y el compañero, relación que en definitiva indica qué técnica corresponde. Una vez hecho el contacto inicial (Aiki), moviendo el cuerpo adecuadamente (Taisabaki) y desequilibrando al compañero (Kusushi), es imprescindible percibir qué técnica es la que surge espontáneamente de la relación entre uno y el compañero. O´Sensei hablaba de: “Hacerse uno con el cosmos” o “Ser uno con la naturaleza”. Una forma de interpretar esto es intentar de no forzar la técnica de acuerdo con nuestra propia y única voluntad, no insistir en completar la técnica que uno ha elegido; deberíamos en cambio, percibir la técnica que surge naturalmente. Nosotros practicamos Aikido yendo a través de las técnicas una por una, repitiendo lo que nuestro profesor nos muestra. Eso significa que debemos hacer esa técnica en particular sin importar lo que suceda (incluso si implica un grado de esfuerzo excesivo), en otras palabras, incluso si involucro movimientos que no surgen naturalmente.

Es importante ser capaz de observarse a uno mismo para reconocer ese esfuerzo innatural como tal. Se necesita ser lo suficientemente perceptivo y objetivo para decirnos a nosotros mismos cosas como: “La técnica estuvo bien pero el encuentro (Aiki) con mi compañero no está funcionando”. Es importante chequearse constantemente y vigilar la conciencia de si los movimientos son o no naturales.

Fue después de que comenzara a entrenar sin fuerza, que pude cambiar inmediatamente la técnica que estuviera haciendo a otra. Esto es lógico porque a menos esfuerzo empleado, más fácil es cambiar a otra cosa.

Practicando de esta manera recordé las palabras de O´Sensei: “Cuando es así tu haces esto, cuando es de esta forma haces esto otro…”. El nunca hacía lo mismo dos veces. Yo pensé: “Creo que sé a que se refiere”. Con esta clase de perspectiva, nunca se utiliza demasiada fuerza, porque cada uno cambia a otra cosa según se necesite.

Imagine un río con rocas en él. Cuando el agua se encuentra con rocas pequeñas, fluye sobre ellas. Cuando se encuentra con rocas más grandes, fluye alrededor de ellas. Incluso si se contiene su cause, el agua no se detiene, y en realidad su energía potencial sigue allí arremolinándose y acumulándose detrás de la presa, tratando de quebrarla o rebalsarla.

Aikido es igual, no es un “camino de vida” si uno limita el encuentro a una técnica en particular. Es importante ser capaz de cambiar y hacer otra cosa apenas las condiciones cambian, y suspender lo que uno está haciendo para obtener el efecto deseado.

No se trata de fluir hacia algo diferente cuando uno se encuentra bloqueado, es también necesario investigar como “ahorrar energía”. Además todos tenemos posibilidades sin desarrollar, por lo tanto deberíamos pensar como sacarlas a relucir aplicando aquella energía latente.

En el “Tora no Maki”, una obra que según se dice contiene los secretos más profundos de las artes marciales y la estrategia, se comenta: “Lo que llega es recibido, lo que se va, es enviado en esa dirección; lo que está en oposiciones, armonizado. Cinco y cinco es diez, dos y ocho es diez, uno y nueve es diez. De esta manera las cosas deberían armonizarse. Distinguir apariencia de realidad, comprendiendo el propósito verdadero y la estrategia oculta; conocer la potencialidad inadvertida y las implicaciones escondidas. Comprender tanto el plan general como así también prestar atención a los detalles y particularidades tanto como sea necesario. Cuando uno se encuentra frente a una situación de vida o muerte responder a los cambios que tiene lugar y enfrentar la situación con la mente libre de agitación”. Este corto pasaje me proveyó de un vasto alimento para mis pensamientos.

P: ¿Esas palabras pueden ser aplicadas tanto al Aikido como a la vida en general?

S.E: Exacto nosotros aprendemos tales cosas a través de la práctica, pero en realidad la mayoría de nosotros pasa más tiempo fuera del dojo que en él, por lo tanto sería extraño no darse cuenta de que lo que aprendemos en el dojo es extensivo a otros aspectos de la vida.

No es del todo apropiado hablar de ganar o perder cuando se habla de Aikido, pero la mejor victoria es, creo, cuando se logra armonía con el oponente y ambos sienten esa armonía.

Desde mi punto de vista la mejor técnica es aquella en que no se experimentan por parte de los practicantes sentimientos como ser derrotado o ser vencedor, sino el de un ”encuentro exitoso”. Este encuentro existe incluso si sólo sucede una vez en un millón. Nuestra meta es hacer que ocurra una vez en medio millón, una vez en cien mil. Que esto ocurra dependerá de que tan seriamente una persona aborde su entrenamiento. Para mi esto es muy importante, sentir la relación con su compañero. Cuando determinada técnica se vuelve perfecta, sólo es perfecta en ese momento; cuando el encuentro entre uno y el compañero fue defectuoso, una técnica no puede volverse perfecta. Cuando esto sucede uno no debería evitarlo, sino aceptar la imperfección y considerar como se puede aprovechar lo que tiene. En otras palabras tratar de lograr lo mejor de la relación.

P: Cree Ud. que Ki no Nagare (El fluir del Ki o técnicas fluidas) es un elemento importante en el Aikido?

S.E: Si Ud. se refiere a técnicas antes de que me agarren o proyectar a mi oponente sin tocarlo, la respuesta es no, eso no es parte de mi Aikido. Cuando yo hablo de deshacerse de la fuerza no estoy hablando solamente de deslizarse suavemente en la técnica justo cuando se produce el agarre. Yo me refiero a algo que no es sólo físico, algo que tiene que ver tanto con la mente como con el espíritu, además de con el cuerpo. Los movimientos suaves no pueden ser efectivos si la mente no está tranquila o uno no la puede usar en forma efectiva.

Por ejemplo, yo digo a menudo durante la práctica que cuando el compañero agarra fuertemente lo primero que hay que hacer es concentrarse mentalmente en poner todo su ser dentro del agarre. Cuanto más fuerte el agarre, más profundo uno entra en él. No es correcto tratar de hacer la técnica solamente con los dedos, la muñeca o el brazo. Uno debe tomar el centro del compañero con el propio, una clase de interacción que de forma natural permite sentir la dirección de la fuerza y energía del compañero. Un practicante europeo me dijo una vez: “Muchos Shihan están diciendo siempre que no use la fuerza, pero luego parece que ellos ponen mucha fuerza en sus técnicas. Ud. es el único que hace la técnica sin usar ningún tipo de fuerza aparente”. Me sentí satisfecho de escuchar esto porque confirma que mi forma de encarar el Aikido no es equivocada. (…)

Si la práctica de Aikido fuera solamente practicar la forma (Kata) entonces uno debería hacer una técnica correcta y el compañero tomar ukemi. Pero la forma de Aikido no siempre es suficiente. Tratando de hacer cualquier técnica puede uno encontrarse haciendo un esfuerzo excesivo. Cuando uno se ve haciendo esto, hay una oportunidad de dar un paso atrás y preguntarse qué está fallando. El problema está en cómo se llevó a cabo el encuentro inicial. ¿Está uno desequilibrando correctamente al compañero?¿Se maneja un timing y una distancia correcta? ¿Se utiliza correctamente la respiración (Kokyu no Ryu)? ¿Hay algún problema con el método en general? Uno de los objetivos de la práctica en general es tratar de darse cuenta que está haciendo uno mal y planear que hacer al respecto.

El primer paso es, por supuesto, ser capaz de reconocer (o sentir) cuando uno se topó con una limitación. Ser incapaz de reconocer cuando uno involucró excesivo esfuerzo (es decir estar tan apegado que uno no puede hacer otra cosa) es una mentalidad rígida que no es diferente del mero “esperar la muerte”, no hay evolución ni progreso.

Estoy hablando de la importancia de varios conceptos distinto como “Mutabilidad” (Henka), “Fluir” (Nagare) y evitar el esfuerzo excesivo, pero todo esto habla de algo más profundo.

NR: Entrevista publicada en www.aikidovalencia.es

21 ene 2010

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Aikido Urrutia Dojo Nage: Urrutia, Nicolás (3er. dan) Uke: Piscitelli, Santiago

Practicar el sentimiento correcto

El siguiente párrafo fue extraído del folleto del ACAM (Asociación Cultural de Aikido) del Maestro Makoto Nishida Shihan (6to. Dan, Representante de AIKIKAI y Director Técnico de la FEPAI).

Las artes marciales en general poseen una imagen violenta y masculinizada. El Aikido es un arte marcial con una filosofía muy distinta a esta imagen. En Japón, desde la antigüedad, se pensaba que la fuerza, la belleza y la corrección eran elementos necesarios para una forma de vida ideal. El Aikido expresa estos elementos a través del movimiento corporal. El uso de la fuerza genera agresión. Ahora la belleza sola no tiene valor. Cuando se trata de fuerza aliada a la belleza, se llega a la corrección (en realidad es ser digno/honesto). Ser correcto significa estar de acuerdo con las leyes de la naturaleza. También, todo lo que es correcto, a menudo es lindo y fuerte. En el Aikido, entrenamos a diario para ser más (correctos – honestos). Para que una técnica sea eficiente, es necesario ejecutar los movimientos de manera adecuada. Desplazarse correctamente significa desplazarse de forma natural, con sentimientos naturales. Poseer sentimientos naturales significa prohibir, evadir los malos sentimientos como la ira, el miedo, la tristeza y la rabia y aceptar los buenos sentimientos. Normalmente al arte marcial se lo asocia con una práctica violenta que tiene por objeto herir al otro y solo es útil como medio de autodefensa, pero en la realidad, lo que se prevé es la formación para poder sostener los sentimientos correctos aún en medio de situaciones extremas como un combate. El fundador del Aikido, después de practicar diversas artes marciales, se dio cuenta que la verdadera fuerza está en la práctica del sentimiento correcto. Después de probar ésto en la práctica, desarrolló una forma de entrenamiento creando así el AIKIDO. En el Aikido no hay competencias. Esto se debe a que en una competencia se adora al más fuerte dejando de lado la belleza y la corrección. El Aikido es un ejercicio para todo el cuerpo. Se utilizan músculos que no se utilizan en las actividades diarias, incluso aquellos próximos a los órganos internos. Se puede decir que es un masaje para todo el cuerpo. Se utilizan muchas técnicas que ejercitan las articulaciones del cuerpo para mejorar la circulación sanguínea. Para la práctica del Aikido, no se requiere de grandes esfuerzos. Con la correcta utilización de los miembros inferiores, hasta mujeres y niños pueden tirar a hombres grandes. Esto se logra con una correcta utilización de los movimientos naturales, de éstos surgen fuerzas para auxiliar. Es ésta la fuerza que llamamos KI. En el Aikido no es necesario practicar agarrado al compañero como en el Judo. Por esta razón es posible practicar con personas del sexo opuesto o en familia de forma muy agradable. El Aikido fue creado con la base de las antiguas artes marciales, adaptándolo a la era moderna. Es el costado marcial del espíritu de mejora suprema observada en la cultura japonesa. Practique AIKIDO correctamente y abra la puerta de la potencia infinita de la naturaleza.

Agradecemos a Romina Canduci por la traducción del texto.